Tristes guerras…
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Y pocas palabras tan acertadas sobre las guerras, como las de nuestro poeta Miguel Hernández.
Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
La biblioteca escolar
está llena de libros con valores para la paz. La mayoría de los libros
llevan implícitos mensajes de amistad, tolerancia, diversidad, respeto… y
lo mismo sucede en la zona infantil y juvenil de las bibliotecas públicas, a las que también nos gusta visitar.
Para los más
pequeños hay muchos títulos preciosos e historias en positivo sobre la
paz. Pero hoy vamos a hablar de otro tipo de lecturas.
Os contamos algunos libros que tratan el tema de las guerras y de algunas de sus consecuencias. Lecturas para lectores avanzados.
Algunas lecturas que no tienen finales cerrados y que la intuición nos
hace suponer a veces lo peor. Algunas lecturas un poco duras. Es que
estamos hablando de guerras…
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Rosa Blanca, de Roberto Innocenti y editado por Lóguez.
Esta
historia es ya un clásico de la literatura y premiada en varias
ocasiones. Un álbum ilustrado que nos acerca a una pequeña ciudad
alemana en la ocupación nazi a través de los ojos de una niña, Rosa Blanca.
Soldados, tanques y camiones que iban y venían con prisas, sin saber nadie qué llevaban.
Rosa Blanca decide averiguar el lugar al que van y descubre a unos niños tras una alambrada, inmóviles y con hambre.
Rosa Blanca tiene un gran corazón y cada día les lleva comida. Un día todos tienen que marchar de la ciudad. Rosa Blanca corre hacia los barracones. No quedaba nada. En el lugar sólo había soldados y disparos.
Rosa Blanca
fue el nombre de un grupo de la resistencia alemana durante la Segunda
Guerra Mundial, algunos de cuyos componentes fueron ejecutados por los
nazis.
Hoy, 27 de enero, es el Memorial de las víctimas del holocausto.
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Ziba vino en un barco, de Liz Lofthouse e ilustrado por Robert Ingpen. Editorial Lóguez.
Mientras Ziba
y su familia navegan en un bote abarrotado de gente por un mar sin fin,
su pensamiento se escapa hasta su hogar: a las risas de sus primas, los
balidos de las ovejas, las especias de la comida, los poemas de su
padre…
Tras la
huida de los gritos y disparos de la guerra, la incertidumbre de una
nueva tierra y de la libertad se extiende sobre el mar.
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La composición, de Antonio Skármeta y Alfonso Ruano. Editado por SM y Ekaré.
Pudiera ser
que para un niño, la vida en una sociedad en donde hay una dictadura, la
vida es normal y él apenas se entere de nada: sus juegos, amigos, la
escuela… A veces suceden cosas extrañas, como el arresto del padre de un
buen amigo, los soldados con metralletas en las calles, las escuchas en
silencio de la radio por la noche en el salón de casa, o como aquel
día…
… en que un
militar llegó al colegio y les ordenó a los niños que escribiesen una
composición, una redacción sobre lo que hacían sus familias en casa.
Pedro, el niño protagonista, recibe un premio por su composición.
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El soldado y la niña, de Jordi Sierra i Fabra e ilustrado por Mabel Piérola, editado en Destino.
Un relato
desgarrador en el que la muerte, con aspecto de niña, le muestra al
soldado las mentiras de las guerras y los intereses de los poderosos en
fomentarlas.
Te
dijeron que luchabas por algo y vas a morir por nada. Te dijeron que era
tu deber y ahora te han arrebatado cuanto tienes. Te contaron que yo
era horrible y soy dulce. Te han mentido soldado.
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Los niños no quieren la guerra, de Éric Battut y de la editorial Juventud.
Esta
historia va destinada a lectores más pequeños y es más tierna, pero
trata del mismo tema que las anteriores incluso con matices similares.
Dos reyes enfrentados empujan a sus pueblos a la guerra contra los otros, sin querer ceder a pesar de los días tan tristes.
Sólo los niños serán capaces de salvar las diferencias y un tablero de ajedrez será el campo de batalla de los reyes.
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